
Introducción
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que suele asociarse con la infancia, pero que también persiste en la adultez, presentándose de maneras distintas a lo largo de la vida. Aunque en los niños puede manifestarse con hiperactividad e impulsividad evidentes, en los adultos los síntomas pueden ser más sutiles, afectando su desempeño laboral, social y personal.
En este artículo, exploraremos cómo el TDAH puede llegar a pasar desapercibido en la infancia, cuáles son las diferencias en sus manifestaciones entre niños y adultos, qué factores pueden activar o intensificar los síntomas en la adultez, estrategias de afrontamiento y los “superpoderes” ocultos asociados a esta condición.
¿Qué es el TDAH?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por un patrón persistente de inatención, hiperactividad e impulsividad. Estos síntomas suelen comenzar en la infancia y, en muchos casos, persisten en la adultez.
Los síntomas del TDAH se agrupan en tres categorías principales:
- Inatención: Incluye dificultad para concentrarse, cometer errores por descuido, olvidar tareas diarias y tener problemas para seguir instrucciones.
- Hiperactividad: Se manifiesta con inquietud constante, dificultad para permanecer sentado, hablar en exceso y sentirse constantemente “acelerado”.
- Impulsividad: Implica actuar sin pensar, dificultad para esperar turnos, interrumpir a los demás y tomar decisiones precipitadas.
Manifestaciones Clínicas en Niños vs. Adultos

Síntoma | TDAH en Niños | TDAH en Adultos |
Inatención | Dificultad para seguir instrucciones, se distraen fácilmente, olvidan tareas escolares. | Problemas para concentrarse en el trabajo, olvidan citas y plazos importantes, dificultades para organizar tareas. |
Hiperactividad | Inquietud constante, no pueden permanecer sentados, corren o trepan en situaciones inapropiadas. | Sensación interna de inquietud, dificultad para relajarse, hablan excesivamente o sienten la necesidad de mantenerse ocupados. |
Impulsividad | Interrumpen a los demás, dificultad para esperar turnos, actúan sin pensar. | Tomar decisiones precipitadas, dificultad para esperar en filas, interrumpir conversaciones o actividades laborales. |
Organización | Problemas para completar tareas escolares, olvidan hacer la tarea o traer útiles escolares. | Dificultades para manejar responsabilidades laborales y personales, problemas con la gestión del tiempo y la priorización de tareas. |
Control Emocional | Rabietas frecuentes, dificultad para gestionar la frustración. | Cambios de humor rápidos, impaciencia, dificultad para manejar el estrés y las emociones intensas. |
Estas diferencias reflejan cómo el contexto y las responsabilidades de cada etapa de la vida influyen en la expresión de los síntomas del TDAH. (National Institute of Mental Health, s.f.)
TDAH Desapercibido en la Infancia

El TDAH puede pasar desapercibido durante la infancia por varias razones:
- Síntomas menos evidentes: Algunos niños presentan síntomas de inatención sin hiperactividad, lo que puede ser interpretado como distracción o desinterés, en lugar de un trastorno.
- Adaptación compensatoria: Los niños pueden desarrollar estrategias para compensar sus dificultades, ocultando así los síntomas.
- Estereotipos de género: Las niñas suelen manifestar síntomas de manera menos disruptiva que los niños, lo que lleva a un menor reconocimiento y diagnóstico en edades tempranas.
Estas situaciones pueden resultar en diagnósticos tardíos, donde el individuo busca ayuda en la adultez al enfrentar dificultades acumuladas. (Cadena SER, 2024)
Circunstancias Activadoras en la Adultez

Aunque el TDAH es una condición neurobiológica presente desde la infancia, ciertos factores pueden exacerbar o hacer más evidentes los síntomas en la adultez:
- Incremento de responsabilidades: Las demandas laborales, familiares y sociales pueden sobrepasar las estrategias compensatorias desarrolladas previamente, revelando dificultades en la gestión del tiempo y organización.
- Cambios hormonales: A lo largo de su vida, las mujeres atraviesan diversas etapas hormonales que influyen en la producción de dopamina, lo cual puede provocar variaciones en la intensidad de los síntomas del TDAH, especialmente durante la pubertad, el embarazo y la menopausia.
- Estrés crónico: Situaciones de estrés prolongado pueden amplificar los síntomas de TDAH, afectando la capacidad de concentración y control de impulsos.
Estos factores pueden llevar a que el TDAH se haga más evidente en etapas posteriores de la vida. (Cadena SER, 2024)
Los “Superpoderes” del TDAH. No todo es malo

A pesar de los desafíos, el TDAH también puede conferir ciertas ventajas, comúnmente referidas como “superpoderes”:
- Hiperfoco: Capacidad para concentrarse intensamente en tareas de interés, lo que puede conducir a una alta productividad y creatividad.
- Creatividad: Tendencia a pensar de manera no convencional, lo que puede resultar en soluciones innovadoras y habilidades artísticas destacadas.
- Resiliencia: La necesidad de superar obstáculos desde una edad temprana puede fortalecer la capacidad de adaptarse y recuperarse de las adversidades.
- Espontaneidad: La impulsividad puede traducirse en una disposición para asumir riesgos y explorar nuevas oportunidades.
- Energía elevada: La hiperactividad puede canalizarse en una alta energía para emprender múltiples proyectos y actividades.
Reconocer y aprovechar estos aspectos positivos puede transformar la percepción del TDAH y fomentar una autoestima saludable. (Adultos TDAH, s.f.)
Estrategias de Afrontamiento

Vivir con TDAH en la adultez presenta desafíos únicos, pero existen estrategias efectivas para manejarlos:
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Esta terapia se centra en identificar y modificar patrones de pensamiento negativos o ineficaces, proporcionando habilidades prácticas para afrontar los desafíos del TDAH. La TCC ayuda a desarrollar estrategias para mejorar la organización, gestionar el tiempo de manera más efectiva y reducir conductas impulsivas. Además, facilita el manejo del estrés y mejora la autoestima, factores clave para una vida equilibrada.
Apoyo Psiquiátrico
El tratamiento del TDAH puede beneficiarse del acompañamiento psiquiátrico, tras una evaluación detallada, puede recomendar intervenciones personalizadas, incluidas opciones farmacológicas para mejorar la atención y reducir la hiperactividad e impulsividad. Este enfoque integral aborda el TDAH desde una perspectiva médica y emocional, promoviendo el bienestar general.
Tratamiento Neuropsicológico
Este enfoque permite evaluar de manera integral las funciones cognitivas, como la memoria, la atención, las funciones ejecutivas y el control inhibitorio. Mediante una evaluación detallada, se identifican las fortalezas y debilidades cognitivas de cada persona, lo que permite diseñar un plan de intervención personalizado. Las estrategias neuropsicológicas incluyen ejercicios para mejorar la atención sostenida, técnicas para la planificación y organización de tareas, y métodos para aumentar el control de los impulsos.
Estructuración del entorno
Crear un ambiente estructurado puede marcar una gran diferencia para las personas con TDAH. Utilizar herramientas como listas de tareas, calendarios y recordatorios visuales permite organizar actividades diarias y mantener el enfoque en las prioridades. Además, establecer rutinas y utilizar métodos de organización visual puede ayudar a reducir la sensación de caos y aumentar la productividad.
Ejercicio físico regular
La práctica de actividad física no solo mejora la salud general, sino que también tiene un impacto directo en los síntomas del TDAH. El ejercicio ayuda a canalizar la hiperactividad, mejora el estado de ánimo al liberar endorfinas y facilita la concentración. Actividades como caminar, nadar, practicar yoga o realizar ejercicios aeróbicos pueden ser especialmente beneficiosas.
Técnicas de mindfulness
El mindfulness se basa en la práctica de la atención plena y la conciencia del momento presente. Al integrar técnicas de respiración profunda, meditación y ejercicios de relajación, se puede mejorar la autorregulación emocional, reducir el estrés y aumentar la capacidad de concentración. Esta práctica es una herramienta valiosa para manejar la impulsividad y mantener la calma en situaciones difíciles.
Implementar estas estrategias puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con TDAH. (National Institute of Mental Health, s.f.)
Conclusión
El TDAH en adultos es una condición multifacética que, aunque puede generar desafíos significativos, también ofrece la oportunidad de descubrir fortalezas únicas como el hiperfoco, la creatividad y la resiliencia. Reconocer las diferencias en la manifestación de los síntomas desde la infancia hasta la adultez permite un diagnóstico más acertado y una intervención temprana, especialmente en aquellos casos donde los síntomas pasaron desapercibidos durante la niñez.
Al adoptar estrategias efectivas de afrontamiento, las personas con TDAH pueden no solo gestionar sus dificultades, sino también aprovechar sus “superpoderes” para alcanzar un equilibrio en sus vidas personales y profesionales. El camino hacia una vida plena con TDAH comienza con la comprensión, la adaptación y la autocompasión.
Referencias
- National Institute of Mental Health. (s.f.). Trastorno de déficit de atención con hiperactividad en adultos: Lo que usted necesita saber. Recuperado de https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-de-deficit-de-atencion-con-hiperactividad-en-adultos-lo-que-usted-necesita-saber
- Cadena SER. (2024, 3 de octubre). TDAH en mujeres: Una realidad silenciosa. Radio Coruña. Recuperado de https://cadenaser.com/galicia/2024/10/03/tdah-en-mujeres-una-realidad-silenciosa-radio-coruna
- Adultos TDAH. (s.f.). Ventajas del hiperfoco en adultos con TDAH. Recuperado de https://adultostdah.com/ventajas-del-hiperfoco-en-adultos-con-tdah